Los Claveles, ranúnculos, crisantemos, pomponas, manzanillas, belladonas.. Los colores rosa, amarillos, pasteles, tierra, anaranjados, rojos, los olores dulces y frescos… El mundo y sus flores son el paraíso para Clementina. Adora que sus sentidos respondan ante la suavidad de los pétalos, el aroma de las hojas y sus embriagadores paisajes. Pasa horas contemplando, admirando la belleza que guarda cada detalle de las flores, pasa días imaginando cada composición para sus arreglos.
Por su necesidad de belleza floral, a Clementina le fascina viajar por el mundo buscando jardines, viveros y floristerías coloridas, de sueño, mágicas, lugares en los que llueven flores y transpiran tranquilidad y regocijo, rincones que hinchan su corazón de lilas y la inspiran para su trabajo. Ha hecho muchos viajes y en ellos no ha encontrado más que razones para asombrarse y amar a las plantas, para admirar a las flores y para no querer cambiar nunca su increíble trabajo.
En sus recorridos por los jardines más impresionantes se ha infiltrado en rincones paradisíacos para encontrar la fantasía y la delicadeza que desea impregnar en su trabajo, su privilegiado universo de constante primavera. Clementina viajera de viveros, exploradora de floristerías ha hallado flores propias de diversas culturas: europeas, japonesas, coreanas, con las que ha construido sus composiciones que transmiten ensueño, amor, ternura, sutileza y distinción.
Sobre sus aventuras por el enormísimo universo de las flores, Clementina desea con locura contarles de esos lugares maravillosos que ha visitado, en los que ha sido tremendamente feliz porque ellos celebran las flores, como ella, que cada día se abraza a sus sueños aterciopelados y disfruta enormemente de las flores quienes merecen que se les hagan todos los honores por su belleza, variedad y por traer alegría y amor a los espacios que habitan.
Clementina vive en Colombia, un país diverso, inundado de pasión y amabilidad. En Medellín, se lleva a cabo una fiesta que transforma a la ciudad en un lugar afable y tierno, en un lugar feliz. Por eso se le llama la Ciudad de la Eterna Primavera pues las actividades musicales y desfiles que se hacen en esta época son para las flores. Los claveles, pensamientos, girasoles, orquídeas, en sus magistrales silletas inundan los ojos asombrados de Clementina y de todos los que asisten a la Feria de las Flores.
Poco después de la Pascua y para celebrar la llegada de la primavera, Clementina se encontró con calles y negocios cuyos artistas habían vestido con flores, la vista era digna de volverse un cuadro fascinante de Van Gogh. El mundo desde allí era un lugar en paz y en armonía con el cielo y los colores intensos de la tierra. Las composiciones con magnolias, rosas, jazmines hacían que el lugar impregnara todo de belleza. Ya se la podrán imaginar ustedes dando brincos, saludando a las flores, hablando con las plantas y felicitando a los artistas de la Festa da Flor de Madeira por permitirle encontrarse con las flores de Portugal.
Clementina ha visitado en varias ocasiones Francia, le fascina por ese toque romántico y cinematográfico que parece estar en todos los lugares. Cuando descubrió a Toulousse, se encontró con sus emblemáticas violetas, flores que enseguida pasaron a ser de sus favoritas en el mundo no solo por la belleza sino por la historia de amor que ellas cuentan. En invierno las violetas tienen su fiesta enorme en aquella pintoresca y preciosísima ciudad francesa. También adora la famosísima Batalla de las Flores, una coqueta y risueña batalla campal para festejar que por fin llegó la primavera con la Costa Azul Francesa silbando de fondo.
La inspiración mueve y posibilita el trabajo de Clementina, sus arreglos, bouquets, floreros y accesorios han sido el producto de la pasión de toda una vida, de viajes y exploraciones por diversas culturas y tradiciones las cuales la han vuelto una irremediable enamorada de las flores, una jardinera empedernida. Todo esto ha moldeado su creatividad, la que permite entregar a sus clientes un fragmento de cada lugar, lo que hace que estos detalles resulten totalmente encantadores para celebrar el amor, la amistad y la familia porque en definitiva, el mundo se hace más habitable cuando caminamos entre flores.